Las ostras son una comida de aspecto sensual, son como las joyas guardadas en cajitas brillantes que se encuentran encerradas dentro del mar. Las quieres o las odias, no hay un termino medio. Como las perlas que en alguna ocasión nacen dentro de la misma ostra.
El maridaje de ostras como vino blanco o espumoso son una combinación de lujo para aquellos que saben apreciarlo. Las ostras conveniente olerlas antes de comer, su olor tiene que ser como el agua del mar, proceden de allí, si hay algo que distorsiona la aroma no la tenemos que consumir. La ostra tiene una textura diferente, se deshace en la boca y es gelatinosa. Sus sabores son ligeros y muy peculiares. El limón da la acidez dentro de la boca, pero realmente la ostra tiene sabor a agua de mar.
La leyenda explica que el escritor italiano Giacomo Casanova desayunaba cincuenta otras crudas para su vida amorosa no decayera. Se cree que las ostras son una comida afrodisíaca.
Las ostras que provienen del Delta del Ebro son carnosas, es recomendable beber Albariño de las Rías Baixas. La mezcla de sabores de mar de las otras y la frescura del vino hacen realzar la combinación de sabores y texturas dentro de la boca. La ostra tiene un toque de agua de mar y el Albariño tiene un paso suave, con un final armonioso.
El Albariño además por sus recuerdos cítricos combina a la perfección con cualquier marisco que maceramos con un poco de limón.
La ostra que procede de la Bretaña es más plana y su sabor de mar tiene un recorrido largo en boca. Por tanto es ideal maridar con cava Brut Nature, la burbuja realza el sabor de la ostra y la persistencia en boca es más duradera. Estas dos fusiones de la ostra-cava da un resultado excelente para degustar sensaciones.
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